La mañana estaba gris, nuevamente el servicio meteorológico se equivocaba… ninguna novedad,… el clima ya no era el de antes.
Llevaba casi 30 minutos de pié junto a la tumba, me ceñí mi abrigo y volví a toser, no deseaba irme, pero tenía que hacerlo ya pues debía pasar por el supermercado. Miré a mí alrededor y comprobé que el cementerio se encontraba vacío por ser día de semana, generalmente me gustaba ir durante esos días… ya no me gustaban las aglomeraciones, de hecho creo padecer fobia a las multitudes de gente. Esto no se lo he dicho de forma tan directa a Jessica, ¿con qué objeto?, prefiero que sea algo personal… aún creo ser lo suficientemente hombre como para cargar mis propios problemas.
Finalmente eché un nuevo vistazo a mi reloj de pulsera y opté por irme no sin antes prometerme a mi mismo que volvería antes de que terminara el año, me incliné sobre la tumba.
-Adios, Claire…
Me despedí y dejé el ramo de flores bajo la lápida que apuntaba: “Claire Redfield / 1982 - 2020”
Salí del cementerio y dirigí mis pasos hacia la avenida principal, gracias a Dios no andaba mucha gente a esas horas de la mañana por lo que el trayecto hasta el supermercado me fue bastante cómodo y agradable. Cogí una botella de champagne de la más cara, no conozco mucho de licores, pero si era caro… era bueno, al menos esa clase de cosas no cambian con los años y también era una buena manera de impresionar a Jessica. También llevé una sierra enorme de la sección de pescados que me costó un ojo de la cara, los productos del mar se volvieron tan escasos que ahora el que podía comerlos tenía un muy buen pasar económico, yo soy la excepción… ya que disfruto de una pensión proporcionada por el gobierno gracias a mis años de servicio.
-¿Con que tarjeta cancela?- me preguntó el muchacho al pasar por la caja.
-Con ninguna, pago con crédito del gobierno.- y le enseñé mi cédula con chip actualizado.
Luego salí a la calle y cogí el primer taxi que divisé para irme a casa.
El Jazz sonaba a un volumen moderado en la sala de estar mientras yo me dedicaba a preparar la sierra en la cocina, me puse los anteojos y comencé a leer la receta. Frente a mí estaba Jessica haciéndome compañía, ella leía un libro de psicología.
-Aquí está, cariño…- me dijo de pronto Jessica.- Enoclofobia, eso es lo que padeces.
-Jessica, no exageres… no padezco nada.
-Leon, ¿crees que no me he dado cuenta?- me preguntó apartando su libro.- Sufres cada vez que te encuentras rodeado de mucha gente, no te sientas mal… le sucede a mucha más gente de la que crees. Ya estamos en el 2034, hoy en día no hay prácticamente nada que unas pastillas no solucionen.
-Detesto las pastillas…- le contesté mientras adobaba la sierra sobre una tabla.- detesto todo lo que venga de cualquier empresa farmacéutica…
-Te comprendo, amor, pero no me gusta verte así. ¿Recuerdas lo que dijo el psicólogo la última vez?, tu miedo a las multitudes es producto de todos esos años en los que te viste envuelto en situaciones en las que multitudes de infectados te acorralaban y te perseguían…
Serví champagne en dos copas de cristal mientras Jessica me continuaba hablando.
-También esa pesadilla recurrente que sueles tener… donde te encuentras paseando por el parque en un hermoso día domingo con nosotros y en un abrir y cerrar de ojos… todos, absolutamente todos se convierten en esas criatur…
-Querida, ¿podemos dejar de hablar de eso?- le interrumpí con una sonrisa acercándome con las dos copas de champagne.- Todo eso ha quedado en el pasado, enterrado. Hoy en día tengo una nueva vida, disfruto mi vejez con la mujer que amo y celebro un quinceavo aniversario de matrimonio con ella, ¿qué más puedo pedir?
Jessica me recibió la copa, sonrió y me miró dulcemente, luego nos besamos. De pronto sonó el teléfono.
-Oh, querida… ¿no lo apagaste?- le pregunté un tanto fastidiado por haber arruinado la magia del momento.
-El localizador está averiado, puede ser Max el que llama para avisar si viene a casa o si va a quedarse donde su amigo de la escuela.- me respondió mientras se alejaba a contestar el teléfono.
Yo volví a ocuparme en la sierra.
-Bien, amiguito… no creas que me he olvidado de ti.- dije y cogí el cuchillo de cocina para comenzar a trozarlo.
Al cabo de unos segundos regresó Jessica con cara de culpa, yo adiviné mas o menos de que se trataba.
-Leon,… es ese señor Thompson otra vez…
-Cielos…- exclamé casi sin ánimos.- ¿Cuándo me dejará en paz?
-¿Tú y Ark no eran muy buenos amigos?
-Lo fuimos, ahora ya no lo somos…- contesté mientras me limpiaba las manos con un paño de cocina.- ¿Desde cuando ha estado llamando?
-Desde la semana pasada…- me contestó Jessica cruzándose de brazos.- Ha sido él y esa mujer… Sherry.
-Querida, cuando se trate de gente de “esos años” simplemente cuélgales el teléfono, ¿comprendes?, diles que no quiero hablar con ninguno de ellos.- le dije tomándole por los hombros.
-Leon, ¿Qué mal te va a hacer escuchar lo que ellos quieren decirte?
-Yo ya sé lo que ellos van a decirme, Jessica. Tanto a Thompson como a Birkin la respuesta es simplemente NO.
Me dirigí al teléfono descolgado, lo tomé y me decidí a hablar. Iba a colgar directamente, pero quise darme una chance a mi mismo y no echar a perder este dia de aniversario.
-Habla Leon…- dije al fin.
-¿Cuántos créditos vales ahora, cerdo asqueroso?- me preguntó la corrosiva voz de Ark desde el otro lado de la línea.- ¿Se trata de dinero, no es así?, ¿de eso se trata ahora todo esto?
Mi dedo pulgar se deslizó y simplemente corté la comunicación, luego apagué definitivamente el aparato. Fui hasta el reproductor de música y subí el volumen del jazz.
Nada iba a arruinar este día de aniversario, ni mi nueva vida. Esos años quedaron enterrados, atrás, hace décadas atrás…
No pueden venir ahora a desenterrarse y volver a la vida… como si fueran…
No terminé la frase, solo me limité a observar con detenimiento mis cabellos blancos, y mi barba canosa en uno de los espejos de la sala.
--CAPITULO 2 --
El bar se encontraba casi vacío, perfecto al menos para mí. Sussman iba ya por la segunda botella, mientras que yo aún no iba ni por la mitad de la primera…, eso si, yo había encendido ya el tercer cigarrillo… la nicotina ya me había vuelto adicto…. Un asqueroso adicto.
-¿Supiste que repoblarán Raccoon City?- me dijo de pronto Sussman mientras yo jugaba a encender y a apagar mi micro-encendedor sin llama.
-Sí… creo que la ciudad ya está lista, solo falta llevar a la gente. ¿Cuál era su nombre ahora, “New Raccoon City”?
-Sí. Tardaron varios años ¿eh?... ¿no te gustaría ir a dar un tour de repente?- me preguntó Sussman en tono capcioso.
-No lo sé, ¿para qué?...
Guardé silencio y desvié mis vista al monitor de pantalla liquida que colgaba sobre la barra, allí pasaban el noticiero. Pasó un largo silencio hasta que finalmente pregunté:
-¿Y Chris Redfield?... ¿Cómo les ha ido con él?
-Sigue prófugo…- me contestó Sussman.- pero lo atraparemos tarde o temprano.
-Eso dijiste hace dos años…
-Bueno, dos años aún no es “temprano”…- me replicó mientras se servía otro trago. Su botella continuaba vaciándose.- Sus conexiones ya no funcionan, todo el mundo le está dando la espalda… estamos muy cerca.
-Redfield puede tener conexiones hasta en el mismo FBI.- le dije de pronto.- No me extrañaría que tú mismo le estés cubriendo la espalda.
-Jajajaja, este Leon…, y si tú aún estuvieras con nosotros te apuesto a que serías el primero en protegerle.
-Es probable…- le respondí sonriendo.- el tipo es un…, bueno, al menos “fue” un héroe. No hablo con él desde lo de Claire…
-Es un mundo distinto el de hoy en día, Leon. Ya no se necesitan “héroes”, sino mas bien gente que pague sus impuestos y no joda. Si me pides mi opinión… Chris es un buen tipo, pero cumplo órdenes, ¿qué le voy a hacer?
-Salirte, así como me salí yo.
-¿Para convertirme en un tipo amargado y adicto a la nicotina?- me preguntó mientras se ponía de pié.- Voy al baño, ¡ya deja de fumar!, por cada uno que enciendes yo me fumo la mitad…
Las horas corrieron de forma lenta aquella tarde, mucho más lentas de lo que yo hubiese querido. Una vez en casa, Max ejercitaba sus delgadas piernas en el monitor robótico… y yo le ayudaba.
-Va a haber una maratón para discapacitados en la escuela, papá.- me dijo de pronto Max.- Voy a participar.
-Eso es genial, hijo. ¿Cuándo va a ser?
-A fin de mes….
-Vaya, no queda mucho.- le respondí, y me acerqué a ajustar la velocidad del monitor para que Max pedaleara de forma más lenta.
-Hoy fueron a la escuela empleados de Capcell… nos dieron una charla sobre lo que hacían y hablaron de lo importante que es su trabajo en el área de la medicina. Una de las personas me dijo que yo podría volver a caminar gracias a la tecnología que estaban desarrollando… todo de forma natural… las células de mi columna se restaurarían…. Me dieron un folleto y me dijeron que considerara la posibilidad de trabajar allí una vez que terminara mis estudios. Es una empresa grande, no me parecieron tan malos…, no son tan malos, ¿verdad, papá?.... ¿papá?
Me había quedado mudo… luego de Umbrella, vino Tricell, luego Pharmaworld y ahora era Capcell, entonces ya no era un rumor…
-¿Eh?, ¡ah!... disculpa, hijo… mmm… no lo sé, supongo que esas personas no eran malas, pero los de más arriba, ¿Quién sabe? Jeje, igual tienes solo 14 años… tienes mucho por delante. Creo que tu madre ya tiene lista la cena… subamos.
Tomé en brazos al pequeño Max y lo senté suavemente en su silla de ruedas, luego abandonamos el sótano y subimos por la rampa que nos llevaba a la planta superior.
Eran las 2 de la madrugada y desperté gritando,… otra vez.
-¡Leon!, ¿qué sucede?, ¡despierta!... es solo una pesadilla…-me decía Jessica mientras intentaba calmarme.
-Oh… dios…
-Tranquilo, amor… ya pasó, estás bien…- me dijo mientras me aferraba a sus brazos.
-Oh, por Dios… ese sueño horrible…- comencé a decir y no pude evitar que las lágrimas se asomaran a mis ojos.- ese maldito sueño…
-Tranquilo, Leon… ya está bien…
-No, no está bien…, Jessica.- le contesté con amargura.- ha sido horrible, soñé nuevamente con el parque, contigo y con Max, y de pronto… toda esa gente, esa multitud… todos se convertían en… en… ¡esas cosas! Y me volteaba hacia ti, y tú también, Jessica, tú también te convertías en uno de ellos… y también el pequeño Max…
-Oh, querido….- me dijo ella.- ha sido solo una pesadilla, ya ha terminado…
Cerré mis ojos y no volví a abrir la boca, el resto del sueño lo guardé para mí. No podía decirle que lo que me hacía llorar era que en el sueño yo tomaba un hacha… y le partía la cabeza a ambos.
Al día siguiente me encontraba en plena avenida principal, repleta de gente. Iba a ver a Sherry Birkin, la última vez que le ví ella tenía alrededor de 12 años… ahora era una mujer cercana a los 50. Ella y mi otrora amigo Ark Thompson me venían hostigando desde hacía meses… ahora yo iba a ellos, pero primero… debía cruzar la avenida atiborrada de personas….
Bien, Viejito amargado,…. Respira hondo y da el primer paso…. Vamos…
--CAPITULO 3--
Mi frente comenzó a perlarse con gotas de sudor y la respiración gradualmente se me iba haciendo más difícil, a mi lado iban y venían personas… todas indiferentes, todas apuradas, todas ocupadas. Yo intentaba con todo mi esfuerzo atravesar aquel mar de rostros en plena calle hasta llegar al hall del edificio corporativo propiedad de Ark y Sherry, pero los nervios comenzaron a traicionarme… mi corazón se aceleró a mil por hora y mi vista poco a poco fue nublándose hasta ver todo gris y finalmente… me fui a negro.
Hasta hoy no puedo recordar muy bien que fue exactamente lo que soñaba hasta antes de despertarme en el interior de aquella oficina, pero sí recuerdo muy bien la desesperación y la angustia que se apoderaron de mí en aquel minuto en el que abrí mis ojos al despertar y grité:
-¡Claire!... ¡Claire aquí estoy!... ayúdame…
Luego miré a mí alrededor, me encontraba recostado en un sillón de cuero negro ubicado junto a la pared de una linda oficina. Poco a poco me fui calmando.
-Tu voz a través del teléfono me advertía sobre el paso de los años,… pero ahora que te veo… jamás lo habría imaginado.
Mis ojos se depositaron en el rincón oscuro de aquella oficina en donde surgía la voz, se trataba de una mujer ya madura, presentaba signos de una que otra cirugía en su rostro, lucía un distinguido traje de negocios,… tal parecía que Sherry se había convertido en una mujer muy poderosa.
-Sherry…., Sherry Birkin…- dije sin mucho asombro. No me costó nada saber que se trataba de ella.
-Estás viejo, Leon… ¿Dónde quedó el jovencito guapo que yo conocí?
-Se quedó allá atrás…- le contesté de forma seria.- jugando y riendo con la niña que tú solías ser. ¿Qué estoy haciendo aquí?
-Los guardias del edificio te encontraron en la entrada, suerte que yo me encontraba en el hall y te reconocí, así que pedí que te trajeran hasta acá hasta que te recuperaras.
-Bien, agradezco eso…- dije tan solo por decir algo. Luego quise ponerme de pié, pero un leve mareo volvió a sentarme en el sillón.
-Cuidado, la fobia que padeces está asociada a síntomas fuertes…
-¿Por qué sabes tú de eso?- le pregunté.
-Somos GLOBALCARE, la empresa de cuidado y seguridad mundial número uno de todo el planeta. Conocemos a cada ciudadano, sus nombres, edades, enfermedades, ocupaciones, alergias, historiales, y gracias a la señal GPS de nuestro chip de salud monitoreamos en directo sus ubicaciones actuales… y donde han estado.
-Bonita forma de convertir al planeta en una prisión…
-Agradéceselo a los bio-terroristas, Leon.
-No, no me gusta ser hipócrita. Nuestro gobierno no se diferencia mucho de ellos.
-Bien, no tengo ganas de discutir hoy día… mejor dime, ¿a que se debe tu visita? No me voy a creer que justo ibas pasando y te desmayaste.
-Quiero que me cuenten lo de Capcell…, todo lo de Capcell.
-Oh, ¿entonces estás considerando la idea de…
-No estoy considerando nada.- contesté de forma seca.- Solo quiero saber de qué se trata.
-Mientras estabas tendido sobre aquel sillón de 10 mil dólares, llamé a Ark… dentro de poco estará con nosotros…
Y así sucedió, un hombre de cabellos blancos y barba canosa llegó a la oficina… se trataba de Ark Thompson. Su ideología radical y su resentimiento eterno nos hicieron enemistarnos hace varios años. Apenas y nos miramos, no nos dijimos nada, él se limitó a observar por una ventana hacia fuera mientras yo exponía mis preguntas.
-Capcell fue quien en el año 2027 provocó la tragedia de la isla Heigwiss, ¿recuerdas?, donde los animales y toda la fauna del lugar mutaron de forma grotesca atacando a todos sus habitantes… en esa ocasión Jill Valentine apenas logró salir con vida…
-Recuerdo lo de Jill…- dije en tono reflexivo.- pero ¿Por qué Capcell no ha sido detenida?, ¿Por qué la ONU no ha congelado sus cuentas bancarias y cerrado sus contratos?, ¿Tan poderosa es?
-Muy…- me contestó Sherry.-es una compañía que está blindada por los únicos 3 países que quedan del primer mundo…
-Ya veo…, ahora ¿es cierto que están operando aquí en esta ciudad?
-Hace casi ya 5 meses… si tú nos hubieras oído, quizás se podría haber evitado.
-Ustedes manejan todos mis datos… ¿acaso GlobalCare piensa que soy tan poderoso como Inglaterra?- pregunté con cierto sarcasmo.- lamento decirles que soy un hombre de 54 años de edad… retirado, herido y cansado. Estoy entrando a la tercera edad y lo único que pido es paz.
-Leon…- dijo de pronto Ark sin apartar su vista de la ventana.- ahora que Capcell está en la ciudad, ahora que has dado el primer paso de averiguar quienes son, ahora que puedes asimilar que la vida de tus seres queridos pueden estar también en peligro… ¿dejarás esa verborrea con la que te has estado excusando y nos ayudarás de una vez?
-Yo… lo pensaré…- dije finalmente con cierto pesar.
-Hazlo por Claire…- me dijo de pronto Sherry.
-¿Porqué por Claire?
-Oí que la llamabas, justo antes de despertarte… hay cosas que permanecen siempre en el interior y no se olvidan.
-Eso es cierto. Tantos años… juntos ella y yo, uno no puede evitar tener pesadillas sobre esos momentos difíciles, los viejos tiempos…-le respondí.- tú deberías ir a verla en vez de hablar tanto de ella.
-Lo he hecho, he dejado rosas en su tumba.
-Oh, así que eran tuyas las rosas amarillas que siempre veía… nunca lo hubiese imaginado.
-Ustedes salvaron mi vida, ¿recuerdan?- me preguntó de pronto con cierto tono.
-Cómo olvidarlo…, bien, los llamaré dentro de unos días. Adiós.
En ese momento pasé junto a Sherry y ella me agarró firmemente de mi muñeca, me atrajo a su lado y me dijo:
-Nunca te agradecí por lo de aquella vez…
Depositó sus labios en los míos y nos besamos, fue un beso tan extraño como largo. Ark nos miraba de brazos cruzados.
-Gracias…- me dijo finalmente.
Yo no respondí, solo salí de aquella oficina.
--CAPITULO 4--
Los días transcurrieron y no fue hasta que comencé a sentirme amenazado que comprendí el lío en el que nos estábamos metiendo. Sherry, Ark y yo llevábamos una semana boicoteando la expansión de Capcell en esta ciudad,… ciudad de la cual yo no quería más que paz y quietud. Aquella noche volvía del Extramercado con comida y me metí por unas calles bastante estrechas que acortan el camino a la avenida principal donde yo pensaba abordar algún taxi. Había mucha gente a aquellas horas, pero no pude evitar fijarme en la silueta de un tipo que venía atrás mío,… caminaba a un ritmo frenético. Al meterme en una de las callejuelas noté que la silueta continuaba siguiéndome a unos 30 metros de distancia y en un par de segundos otra más se le sumó, apuraron el paso.
Doblé en una esquina y me detuve a esperarlos, saqué un cortaplumas pequeño que siempre ando trayendo, estaba seguro que no eran asaltantes. Mi mano temblaba y mi respiración se hacía difícil, abrí mi boca y comencé a jadear… los segundos pasaban…
Apenas vi aparecer al primero le di un fuerte golpe en el rostro y acerqué el cortaplumas a su garganta, pero el segundo fue más rápido, me rodeó y me tomó por la espalda, comenzamos a forcejear. Luego el que estaba atrás mío sacó hilo de pescar y lo puso en mi cuello, yo con ambas manos intenté quitármelo de encima, pero no podía, solté el cortaplumas y el otro lo recogió…
-Bien, viejito… llegó tu hora.- me dijo sacando un puñal de entre sus ropas.
De pronto escuché dos zumbidos… y ambos cayeron alcanzados por algo invisible que los tumbó al suelo. Quedé parado en medio de ambos cadáveres totalmente confundido, miré hacia un lado y sobre una escalinata de apartamento se encontraba agazapado un sujeto que llevaba una extravagante máscara, en su mano aún sostenía la pistola aún humeante con la que había dado muerte a mis atacantes.
-Eran de Capcell… te llevaban siguiendo varios días.- me dijo a través de la máscara.
-Lo sospechaba… ¿Quién eres?, ¿porqué me has salvado?
Hubo un silencio y luego simplemente me dijo:
-Escucha, Capcell lleva desarrollando de hace un buen tiempo un virus extremadamente mortal y peligroso que puede ser contagiado a través del simple tacto, es parte de un ramillete de enfermedades nuevas que nuestro gobierno a mandado a fabricar para poder sortear la nueva crisis económica del mundo.
-¿Una enfermedad?, ¿y cuáles son los síntomas?- pregunté.
-Vómitos y posteriormente la muerte. El punto es que ha sido tan efectivo que a partir de él han creado un arma bacteriológica nueva para combatir contra los países sudamericanos en la guerra que se avecina.
-Entonces, ¿son ciertos los rumores de una guerra contra el hemisferio sur?
-No lo sé, pero lo que sí es cierto es que Capcell ha traído su arma biológica a esta ciudad y luego la transportarán a una isla en Asia para liberarla y monitorear sus efectos sobre la población de la zona. Esa isla será su conejillo de Indias, de salir todo bien… eso quiere decir si toda la población muere… ocuparan el arma en la futura guerra.
-Comprendo…- dije mientras intentaba poner en orden mis ideas.- Unos amigos y yo estamos intentando hacer algo, estamos presionando a algunos amigos que tenemos en el senado, pero todo ha sido demasiado lento… ¿y tú?, ¿Qué estás haciendo para poner fin a esto?
-Acabo de salvarte la vida…- me contestó.
-Lo sé y lo agradezco, pero ¿cómo es que sabes tanto?, tienes mucha información que podría servirte si…
-Yo no puedo acercarme más…- me interrumpió de pronto.- pero tú y tus amigos lo pueden hacer…
-¿Hacer qué?, Capcell está protegida por el gobierno, todas sus operaciones son legales, aún cuando con ellas destruyan el mundo.
-Pero la dirigen hombres, hombres cobardes, que actuarían como cualquier otro hombre cobarde frente a un arma cargada,… si es que sabes a lo que me refiero…
-Creo que sí…- le contesté levemente sorprendido.
-Como en los viejos tiempos…- me dijo y luego se marchó corriendo a toda velocidad.
Me quedó dando vueltas su última frase aquella noche… tengo la leve sospecha de que aquel tipo era Chris Redfield, pero no estoy seguro… quizás estoy equivocado, espero saberlo antes de morir.
Al día siguiente me reuní con Ark y con Sherry, les conté todo lo que había sucedido.
-No estábamos tan perdidos entonces…- dijo Ark Thompson.- todo el mundo estaba preocupado del primer virus, incluso nosotros, del virus que podía contagiarse solo con un sutil tacto, sin embargo el segundo es el que está aquí, aquel que matará a miles de inocentes en esa isla asiática…
-Me acuerdo de lo de Sheena Island…- comenté.
-Sí como olvidarlo. Ahora bien, aquí y ahora es donde hemos de decidir… si nos quedamos sentados y cómodos, esperando a que todo se solucione a través de papeles y documentos, entonces no conseguiremos nada. Lo que me tocó experimentar en Sheena Island y lo que vino después me ha enseñado a ser radical, tanto en mis ideales como en mis actos,.. quiero saber que piensan ustedes sobre acabar con esto de una forma digamos… no tan diplomática.
-Bueno, yo era una niña pequeña cuando vine a descubrir lo que era este mundo…- dijo de pronto Sherry.- no quiero que ningún otro niño conozca los horrores que conocí yo y menos de esa forma tan traumática. En Globalcare velamos por la paz del planeta, y definitivamente no daré pie atrás en esto, yo estoy dentro, haré lo que sea necesario…
Sherry levantó su mano y Ark apoyó la suya sobre ella. Luego ambos me miraron, esperaban conocer mi posición. Obviamente esto era algo que me revolvía el estómago, la adrenalina, la sensación, el olor a muerte volvía una vez más a mi vida… y yo no quería eso. Cerré mis ojos y pensé en Jessica y en Max, luego los volví a abrir y allí tuve una visión de Claire junto a nosotros, me sonreía y esperaba a que apoyara mi mano sobre la de mis compañeros para unirme a ellos.
Así lo hice… levanté mi mano y la dejé reposar sobre la de mis amigos Sherry y Ark en señal de unión. Mientras observaba con una extraña tristeza las manos unidas, no podía dejar de pensar que esto tenía dos posibilidades.
Terminaba de una forma muy dulce… o bien de la forma más amarga posible.
--CAPITULO FINAL: AMARGURA (Final amargo elegido por los lectores del blog en el año 2011)---
Cuales terroristas nos infiltramos en Capcell.
Aquella noche me di cuenta de que ya estaba viejo… solo a un viejo como yo se le podía ocurrir lo de los pasamontañas, en fin, todo por un ideal… por una visión, por un maldito pedazo de libertad. El mundo andaba loco por esos días, y ahora francamente… todo es igual para mí.
Al entrar en Capcell nos fue fácil ubicar a Michael Kheops, su director. Irrumpimos en su oficina y casi se orinó en los pantalones al vernos a Sherry, Ark y a mí vestidos completamente de negro y cada uno con un pasamontañas en la cabeza, sin embargo permaneció sentado tras su escritorio con sus ojos impávidos.
-Michael Kheops, se acabó…- dijo Ark acercándose a su escritorio.
-¿Eh?,… ¿qué es esto?... ¿un asalto?- preguntó Michael confundido.
-Firmará una carta en donde renunciará a su cargo por prácticas ilegales y genocidas como director de Capcell.- Ark depositó la carta ya escrita sobre el escritorio de Michael quien poco a poco comenzaba a darse cuenta de qué sucedía.
-Es imposible… yo, yo solo soy un empleado más, ser director no significa que sea dueño de todo esto…
Cogí su mano izquierda y se la clavé al escritorio con un lápiz, gritó como niña.
-Grite cuanto quiera… hemos reducido a los guardias.- Le dije.- Por cierto, su respuesta me recuerda a la de los Nazis, cuando perdieron la guerra y llegó la hora de rendir cuentas, lo que más se escuchaba en Alemania era “yo solo cumplía órdenes”, “mis superiores estaban a cargo de todo”. Bien, como esa respuesta ya la conozco y no es la que quiero oír… iré cortando sus dedos uno a uno hasta llegar a lo que quiero escuchar… ¿tenemos un trato?
Sherry y Ark me miraron un poco asustados, nunca habían visto esa faceta mía… y para ser justos, yo tampoco. Michael Kheops tragó saliva y firmó el documento traído por Ark, luego se echó para atrás en su silla.
-Ahí está su estúpida declaración… ¿acaso creen que servirá de algo cuando se sepa la verdad? Jaja, son unos idiotas…
-Sí, pero unos idiotas con pasamontañas.- contestó Ark guardando el documento firmado.- Ahora nos acompañará a dar un paseo, llévenos a la planta donde incuban los virus.
Capcell se encontraba con bastante poco personal y el reducido contingente de seguridad nos propició una oportunidad única esa noche. Allí teníamos a Michael Kheops llevándonos por unos enormes pasillos hasta la planta de incubación. Finalmente llegamos a un enorme salón blanco en cuyo centro se encontraba un muro de acrílico que nos permitía ver la puerta de seguridad que había al otro lado, y tras ella, otro cerrojo de vidrio esterilizado.
-Bien, Michael. Aquí es donde desarrollan sus porquerías, abra las puertas, nos llevaremos todo.- le ordenó Ark.
De pronto una alarma comenzó a sonar al interior de Capcell, alerta de evacuación, eso nos desorientó a todos… menos a Michael quien comenzó a sonreír, luego esa sonrisa fue derivando en carcajadas.
-¿Qué es tan gracioso, pedazo de idiota?- le pregunté mientras le apuntaba con mi arma. Sherry y Ark mientras tanto intentaban oír el mensaje de la alerta.
-Jejeje… no es una alerta de intrusos en el edificio…- me contestó feliz de la vida.
-¡Silencio! Es una alerta de evacuación.- dijo de pronto Ark poniendo atención a la voz del altoparlante.
-Jajaja no hay isla asiática como conejillo de indias, jajaja… todo es mentira.- comenzó a decir Michael.
-Cierra la boca.- le dije.
-Es esta ciudad jajaja, es aquí donde el virus se ha de propagar jajaja.- dijo entre unas extrañas carcajadas. Se me heló la sangre, no podía estar hablando en serio.- Así es, todo ha sido en vano… Capcell los ha estado vigilando desde un comienzo, sobre todo a ti Leon… jajaja ¡al fin te van a agarrar, Leon!
-¡¡Cállateeee!!- grité y le di un puñetazo en el rostro que lo aventó hacia el acrílico que solo se trizó. No podía creerlo, ¿Cómo sabía mi nombre?, ¿Qué estaba ocurriendo?
-¿Y sabes que es lo mejor de todo?, el virus se acaba de fugar por “accidente” jejeje… y mañana todos los noticieros y periódicos dirán que tú y tus amigos fueron los culpables jajaja… estás en el lugar correcto y el momento preciso jajajaja.
-….debemos irnos… ¡ahora!- gritó Sherry.
-Te atraparon, Leon… jajajaja, ¡al fín te atraparon!- me volvió a decir aquel sujeto, pero fue lo último que dijo antes de que mi bala le cerrara la boca, su cuerpo cayó al suelo con violencia.
Nos pusimos las mascarillas que habíamos llevado para manipular la planta de virus y huimos de Capcell, una vez afuera nos topamos con el primer obstáculo, el mismo maldito y eterno obstáculo de siempre. Se trataba de uno de los guardias de seguridad de Capcell, caminaba de forma lenta y torpe…
-Es es… un infectado…- balbuceó Sherry.
-Oh por Dios, soltaron el virus en la ciudad… lo de la isla asiática era para despistar ¡siempre había sido esta ciudad!- exclamó Ark al borde de la locura.- Todo fue una trampa, nos van a inculpar ¡nos van a inculpar!
Otro certero balazo de mi arma atravesó el cráneo del infectado, dejándonos el camino libre por ahora…
-Escuchen, no dejen que el pánico los supere… sobre el edificio de GlobalCare hay un helipuerto, ¿no? Podremos huir en helicóptero.
-Es cierto…- dijo Sherry.- no todo está perdido.
-Debo ir por mi familia a casa, espérenme ambos en GlobalCare.
-No, voy contigo, leon. No te dejaré - me dijo de pronto Sherry.
-Yo voy a GlobalCare y les esperaré con el helicóptero encendido, no tarden, nos comunicaremos por móvil.- nos dijo Ark despidiéndose.
Junto a Sherry emprendimos el camino a casa, robamos un automóvil. En el camino fuimos testigos del infierno que se estaba desatando en la ciudad, cientos de personas en las calles huyendo y tratando de huir de algo que no podían comprender, algo que era nuevo para ellos. Ya se estaban originando los primeros incendios y saqueos. No tenía idea de la velocidad de transmisión de este virus, pero todo parecía estar yendo muy rápido, quizás más rápido de lo que hubiera deseado…. Pisé el acelerador a fondo.
Fue ahí cuando impactamos con otro automóvil que huía a toda velocidad y se había pasado un rojo. Nos volcamos, pero Sherry había salido disparada a unos cuantos metros fuera del vehículo. Comencé a moverme, quise salir, pero había quedado atrapado en mi asiento… pude ver el momento exacto en el que un infectado se acercaba a Sherry.
-¡Nooooo!- grité con todas mis fuerzas y recién ahí pude zafarme. Salí de debajo del automóvil con bastante dificultad.
Me acerqué a Sherry cojeando, mientras aquel zombie iba por su segunda mordida, disparé y finalmente se quedó tumbado en el suelo para nunca más levantarse. Abracé a Sherry y ella se acurrucó en mis brazos, me miró con una paz que hasta el día de hoy me duele recordar.
-Tranquila, estarás bien…- le dije.
-No mientas, Leon… ya sabes que me va a pasar…
-Has sido valiente… una niña muy valiente.- le dije y le quité el pasamontañas, luego acaricié sus cabellos.- Eres la pequeña más valiente que he conocido.
-¿Sabes que fantasía solía tener de niña luego de lo de Raccoon City?...- me preguntó de pronto.- Solía imaginar que tú y Claire eran mis padres y yo era como su hija…, y que nos íbamos ir a vivir los tres juntos…
-Los tres estaremos juntos… te doy mi palabra, Sherry…- le dije con un nudo en mi garganta.
-Pero parece que el destino quiso otra cosa… ni Wesker, ni nadie pudo suplantarlos a ustedes… ustedes dos fueron mis reales padres…- volvió a decirme, luego su mirada cambió.- Estoy lista, Leon… ya estoy lista.
-Oh, Sherry…- dije y comencé a llorar.
-Hazlo, Leon… líberame… quiero ver a Claire… quiero verle y decirle que pronto volveremos a estar los tres juntos.
Saqué mi arma y con mi mano derecha deposité el cañón en la sien de la pequeña niña, de Sherry.
-¿Ves?, tal como en aquellos días…- me dijo sonriendo.- una vez más vas a salvarme… hazlo, mi héroe…
Halé el gatillo y con gusto me hubiese ido yo también con ella. Lloré junto a su cadáver por casi media hora.
Luego de aquello comencé a correr a casa, Jessica y Max debían estar preocupados por todo lo que debían estar pasando por la TV. Apuraba el paso, pero las calles parecían alargarse a propósito. Finalmente llegué, había luz en el interior… entré y el silencio que me recibió sacudió mi columna vertebral… si, me había cegado demasiado…
Una mancha de sangre se asomaba desde la cocina, sentí naúseas y comencé a avanzar con un sentimiento parecido al que deben tener los condenados a muerte cuando van a recibir la inyección letal… temblando me apoyé en el umbral de la puerta y finalmente abrí los ojos… allí estaba la silla de ruedas del pequeño Max volcada y junto a ella, estaba él… con sus órganos desparramados sobre el piso. Quiso defenderse y había ido hasta la cocina en busca de un cuchillo, pero el infectado fue más rápido y lo devoró, al menos el destino fue más justo con él y le otorgó la muerte en vez de la condena de ser un zombie más. Vomité, ya no tenía fuerzas…
Al erguirme ví con el rabillo de mi ojo a Jessica, quien me observaba con su mirada perdida desde un rincón de la casa, todo ya estaba perdido. No me sorprendí al verla abalanzarse sobre mí, no podía hacerle daño, y tampoco quería… no tenía ya fuerzas. Solo la empujé hasta la puerta del sótano y la encerré, comenzó a patear y a gruñir y fue ahí donde me vi superado por completo. Apoyé mi espalda en la puerta y lentamente me fui cayendo hasta terminar sentado en el suelo. Mis lágrimas se habían acabado por completo, opté por quedarme ahí sentado hasta morir…
De pronto el móvil comenzó a sonar, era Ark Thompson.
-Leon, los estoy esperando…
-Ark, están todos muertos…- contesté.- Sherry, mi hijo Max y mi esposa… ya, ya no deseo nada, créeme, vete. Por favor, vete tú…
-n…¡no puede ser!...no puede ser, Leon. Amigo, escucha, ¿Dónde estás?, iré en el helicóptero a buscarte.
-¿No entiendes?... quiero morir, Ark. Sálvate tú.
-Leon, los que planearon esto deben pagar… los que usaron esta ciudad para experimentar y han asesinado a tanta gente deben pagar uno por uno. La muerte de Sherry no debe ser en vano, amigo. Yo me encargaré de hacerle justicia y luego moriré tranquilo.
-Ark, espérame en GlobalCare… voy en camino.
Decidido me levanté, junté fuerza, valor y coraje de la nada misma e intenté darme un poco de vida. Thompson tenía razón… pero el destino me tenía preparado otro golpe más. Quizás de haberle dicho a Ark que tomara el helicóptero y fuera hasta mi casa le hubiese salvado la vida, no lo sé…, quizás si fue mi culpa y mi castigo fue haber presenciado el instante exacto de su muerte.
Llegué a GlobalCare a los 40 minutos después. A la distancia pude ver a un grupo de soldados, guiados por un general… tenían a Ark en el suelo de rodillas, y con ambas manos atadas a su espalda.
-Preguntaré solo una vez más…- dijo aquel general.- ¿Dónde está Kennedy?
-Ya se lo dije, está en los himalayas junto al Yeti jajaja, yo jamás he conocido a ningún Leon Kennedy, maldito payaso.
-Bien, como usted quiera.- dijo e hizo una señal a los soldados quienes desenfundaron sus armas.
-Necesitará mucho más que esto…- dijo Ark apretando sus dientes.
-No lo dudo… ¡fuego!- ordenó el general.
Acribillaron a Ark thompson en plena calle, su cuerpo cayó hacia atrás doblando sus rodillas, quise gritar, pero me mordí los labios… Ark, amigo mío…
Salí de la ciudad por el conducto de alcantarillados, me radiqué en la ciudad vecina, pero no pude permanecer ahí por mucho tiempo… supe que el gobierno había congelado mi cuenta bancaria y mi pensión de créditos. En el noticiero vi mi fotografía al igual que en los periódicos, habían ofrecido una recompensa por mi captura… más que mal soy el único autor responsable vivo de la desgracia ocurrida en aquella ciudad donde un virus fue liberado sobre la población. Ya no podré seguir ocultándome por más tiempo… Capcell y el gobierno están por todos lados, no puedo hospedarme en ningún lado, no puedo hacer ningún tipo de registro, no puedo ni comprar, ni vender... solo robar.
El gobierno dice que me atrapará en las próximas 72 horas, al menos eso informaron en el último comunicado de prensa que pasaron por TV, junto al presidente por fin vi a Chris Redfield… estaba muy delgado y casi calvo…le daba todo su apoyo a las pesquisas policiales, y estaba colaborando de forma muy entusiasta con Sussman en el FBI, jamás había estado prófugo… todo había sido parte de la trampa…
Al fin me agarraron… es cierto
Compruebo la única bala que me queda en mi pistola y dedico un pensamiento a mis amigos…
Al fin me agarraron… es verdad…
Pero no me tendrán vivo…
***
FIN.