Es víspera de año nuevo y al parecer Roberto lo ha arruinado todo. Regresa en taxi a su casa tras haber dejado a su novia y a la familia de ella en la más absoluta confusión. Patricia vio unas fotografías de Roberto en su celular donde sale fotografiándose con una chica de forma bastante coqueta y provocadora, en circunstancias normales Patricia no hubiera hecho mayor escándalo, pero esas fotografías coinciden con una fecha en la que Roberto le había dicho a su novia que debía hacer turnos extras en su trabajo. Esto desencadenó una discusión que fue subiendo de tono paulatinamente hasta que los familiares de Patricia se vieron involucrados, ya cuando uno de los hermanos de Patricia amenazó a Roberto con darle una paliza este se dio cuenta que la celebración de año nuevo se había ido al carajo, así que cogió su chaqueta, pidió disculpas de forma bastante cínica a los padres de su novia asegurándoles que todo era una lamentable equivocación, y se marchó por la puerta de entrada caminando calle abajo en busca de un taxi.
Finalmente Roberto llega a su destino, le da al taxista dos billetes y dirige los pasos hacia su casa con la clara intención de emborracharse. Y así lo hace, esta noche de año nuevo no significa nada para él, salvo frustración. Se sienta con la luz apagada en uno de los sillones de su living y se pone a beber directo de la botella. Una y otra vez se maldice por no haber borrado las fotografías de su desliz amoroso, maldice varias veces en voz alta hasta que después del cuarto trago se da cuenta de lo graciosa que le resulta la situación actual.
“Pensar que hace tan solo dos horas atrás estaba cenando carne al horno con mi novia en casa de su familia, y ahora estamos peleados” Piensa mientras se lleva la botella a los labios.
Roberto sueña con un lugar en el campo, atardece y debe pasar por un sector de mucha vegetación descuidada y de árboles frondosos. En el sueño Roberto sabe que ese lugar está cargado por malas energías y algunos le han advertido que suelen aparecerse hasta demonios. Roberto no quiere atravesar ese lugar, pero comienza a anochecer y no quiere que la noche le encuentre a solas en el campo así que sabe que no tiene alternativa. Aterrado comienza a caminar por entre los árboles de aquel malvado lugar cuando de pronto a sus oídos llegan gritos de celebración y sonidos de fuegos artificiales. Roberto finalmente despierta a medias de esa pesadilla bañado en sudor aun medio embobado por la abundante ingesta de alcohol y se da cuenta que los vecinos están celebrando la llegada del año nuevo. Nunca antes había pasado el año nuevo solo y mucho menos de forma tan miserable, pero siempre hay una primera vez se dice a sí mismo en forma de consuelo. Indiferente a las celebraciones que dan lugar a su alrededor, se da vuelta para el otro lado del sillón y vuelve a cerrar los ojos para quedarse dormido.
Nuevamente ha tenido una pesadilla, pero no la recuerda. Roberto se despierta en la más absoluta oscuridad con una desagradable sensación mezcla de susto y amargura. Ha sido un sueño realmente feo de eso está seguro, sin embargo no lo logra recordar, y eso hasta cierto punto, le provoca un alivio. En su celular se oyen un par de notificaciones que llegan a través del servicio de chat de una red social. Se levanta del sillón con un dolor de cabeza demoledor y dirige su mano hacia el celular que está sobre la mesita del living, pero luego recapacita. “Jódete, Patricia!” piensa “Te pusiste histérica y arruinaste un bonito fin de año. Ahora te vas a quedar con la preocupación de no saber de mí” Reflexiona de forma egoísta y manipuladora mientras va hacia el refrigerador del mini bar por un poco de hielo ignorando el sonido de las notificaciones recibidas.
Roberto saca unos cubos de hielo en un vaso y luego cierra la puerta del refrigerador, es ahí cuando con el rabillo del ojo logra ver una figura humana que deambula por el exterior de una de las ventanas de su living. Se pone en alerta y atolondrado comienza a ordenar sus ideas. Lo primero que hace es coger un cuchillo para cortar carne y caminando con mucho cuidado regresa al living para ver de qué se trata. De pronto un llanto desesperado llega a sus oídos, sea quien sea que camina por fuera de su casa se lamenta de forma bastante aterradora, luego su figura se deja ver en la otra ventana de su living. Se trata de una mujer de unos treinta años con zonas de su cabeza sin cabello, tal parece que se lo ha arrancado de forma aleatoria. Sus ojos están rojos completamente inyectados en sangre. La amenazante y horrible aparición observa a Roberto a través de la ventana y comienza a golpear el cristal con la palma de su mano con la intención de romperlo. El joven hombre coge con desesperación su celular, se fija que son las 3 de la madrugada con 10 minutos y marca rápidamente el número de la policía, pero solo obtiene un aviso grabado de que no hay señal disponible para realizar llamadas. Roberto incrédulo ante los hechos guarda el celular en el bolsillo de su pantalón sin apartar la vista de aquella perturbada mujer quien ahora con desesperación lleva ambas manos a su rostro y de forma salvaje hunde los dedos en su piel para intentar arrancarse trozos, grita de forma horrible mientras que la sangre comienza a escurrir por entre sus dedos. Roberto paralizado no puede dejar de mirar el horrendo espectáculo ofrecido ante sus ojos. Todo termina cuando de un feroz movimiento la mujer se arranca parte de la boca y cae al suelo en estado de shock balbuceando palabras incoherentes de forma adolorida.
Al cabo de unos segundos Roberto logra recobrarse de la impresión y se acerca de forma torpe hacia la puerta de entrada. A sus oídos llega el sonido de otra notificación recibida en su celular, sin embargo no tiene tiempo para eso. Abre la puerta con cuidado y sale para intentar pedir ayuda, pero solo logra dar un paso pues a unos cuantos metros frente a él se encuentra una mujer bañada en sangre. Puede reconocer que se trata de una de sus vecinas quien se encuentra sentada en medio de la calle arrancándose con violencia trozos de cabello. Un poco más atrás Hay un sujeto de pie, inmóvil, con los ojos enrojecidos cargando una escopeta. El sujeto se queda observando a Roberto desde la distancia por unos segundos hasta que de pronto le apunta con su arma. Roberto cierra la puerta y pone todos los seguros habidos y por haber. No entiende qué es lo que sucede, pero es probable que en la TV estén diciendo algo así que la enciende con la esperanza de encontrar algo sobre esto en los canales, pero lo que encuentra es solo señal de estática y en los canales abiertos un mensaje en la pantalla que da cuenta de una transmisión de emergencia. Piensa que de seguro algo grave debe estar sucediendo afuera y de forma automática va hacia la radio de la cocina y la enciende, sube todo el volumen, pero al igual que con el TV en algunos canales se oye solo la estática radial. De pronto logra sintonizar solo una emisora que transmite y en ella un hombre se encuentra hablando con un tono casi fúnebre:
-… extraño. Solo basta con mirar, es lo único que se me ocurre. Porque estamos respirando el mismo aire y nada. He bebido de la misma agua y nada. No sé por cuánto tiempo más tenga agua potable, los servicios comenzarán a fallar de a poco. Ya no hay señal telefónica y el Internet va y viene, pero hace ya mucho rato que se ha caído. Estoy convencido que es esa cosa que llegó y está sobre nosotros. Mi hermana no me creyó. Éramos los únicos dos que quedábamos en pie, todos los demás en la fiesta enloquecieron y comenzaron a portarse de forma errática. No supimos si era el alcohol, o si alguien metió una droga rara o qué, pero tuve suerte de quedarme encerrado en el baño…
Roberto lentamente se va recostando en el suelo apoyando su espalda en la pared mientras sigue oyendo el relato de aquel apesadumbrado hombre que transmite de forma aficionada a través de la radio:
-Me quedé en el baño y ella… ella fue por el automóvil. Fue por el automóvil a la calle y le dio la locura, por eso sé que es algo que está en el cielo en estos momentos. Si hay alguien allá afuera que está encerrado en casa y me está escuchando… sepa que en estos momentos llevo una gorra con visera, es una buena idea. Nadie me cree, pero ¿qué otra cosa puede ser? Mi teoría es que llegó después del año nuevo, entre la una de la madrugada y las dos. Creo… creo que se parece a la luna, porque irradia su misma luz aunque si se fijan parece un poco más brillante que de costumbre. No miren hacia la luna… Si miran hacia arriba, van a enloquecer tal como los otros… nadie me cree…
En aquel punto el hombre a través de la radio comienza a sollozar. Roberto aun aturdido por la serie de acontecimientos y por lo que acaba de oír saca el celular de su bolsillo del pantalón, se acuerda de Patricia y de sus seres queridos. Se fija que ha recibido más de 20 notificaciones de mensajes recibidos desde la una de la madrugada en adelante. Los revisa uno por uno y ahí están todas las personas que rodean su vida, su madre, Patricia, amigos, todos ellos le habían enviado casi el mismo mensaje:
Mamá: “Hijo, ¿cómo estás? ¿Oye ya viste lo que está pasando con la luna?”
Patricia: “Amor, te perdono todo. ¡Mira lo maravillosa que está la luna hoy!”
Amigo: “Hey, Roberto. ¿Hace cuánto no miras a la luna? ¡Mira lo que te estás perdiendo!”